Uno de los contenidos trabajados este curso, siguiendo el
método ABN (Aprendizaje Basado en Números) ha sido la resolución de problemas
orales. En el método ABN no se realizan cálculos si no tienen detrás un
problema que les dé sentido; es a través del planteamiento de situaciones
problemáticas como se introducen las operaciones de suma, resta, multiplicación
y división. Al hablar de “operaciones” no me refiero al formalismo de los
algoritmos clásicos. De hecho, debemos nombrar lo menos posible los nombres de
las operaciones, y centrarnos en que sean capaces de desenvolverse con acierto
en situaciones problemáticas y desarrollen herramientas de cálculo potentes.
Os pongo como ejemplo algunos de los problemas que los
niños/as resuelven a diario sin dificultad, y sin preocuparse de si están
sumando, restando, multiplicando o dividiendo. Simplemente yo les planteo una
pregunta, y ellos hacen las transformaciones necesarias con los números para
encontrar la respuesta correcta.
Son muchas las situaciones de suma que se
plantean a lo largo del día: cuando contamos los niños y las niñas que han
venido al cole todos juntos, cuando juntamos las frutas que tenemos en un plato
con las que tenemos en otro, cuando en la recta numérica un niño se pone por
ejemplo en el 5 y da 3 pasos más… Y aunque la palabra “suma” no solemos usarla,
estamos empezando a generalizar que al escribir lo que hacemos, en medio de los
números ponemos una cruz así “+”. Y ponemos énfasis en el vocabulario: juntar,
tener más…
El encargado o encargada pasa lista.
Cuando termina, le pregunto: ¿cuántas niñas hay en casa? “1”. Entonces,
¿cuántas niñas han venido al cole? Y sin dudar, me responde “9”. ¿Cómo lo
sabes, si no las has contado? “Porque cuando están todas las niñas son 10 y
como hoy falta 1, tengo que quitarla”.
Responden con la misma lógica si han
faltado 2, y pregunto ¿cuántos niños y niñas han venido hoy al cole? y me
responden “18”. ¿Cómo lo sabes? “Porque en clase somos 20, y como faltan 2,
tengo que quitarlos: 20 – 19 – 18”. Algunos cuentan para atrás sin problemas,
otros se apoyan de los dedos, o de la recta numérica de la pared (que de
momento llega al 20)… da igual la estrategia que usen, lo importante es que
entienden la situación que se les plantea, y entienden lo que están haciendo
con los números para resolverla.
En ningún momento nombramos si están
restando o qué operación resuelve el problema porque para ellos, no hay ninguna
operación, sólo están usando la lógica. Y si lo pensáis bien, 10 – 9, 20 – 2…
¡estamos hablando de “restas con llevadas” en 4 años!
Estos cálculos solemos representarlos en dos sartas de tapones que tenemos en la asamblea. Cada 10 tapones hay uno de distinto color, para destacar las decenas. En el de los azules representamos a los niños y en el de los verdes a las niñas.
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Hoy han venido 10 niños y 8 niñas. |
Hace poco surgió una situación de
las que dejan con la boca abierta. Estábamos preparando los deberes, les
repartí las carpetas que teníamos en clase y las fueron poniendo en el suelo.
Cuando las habíamos repartido todas, vimos que faltaban muchas, y les planteé
un problema: “si en clase tenemos 14 carpetas, ¿cuántos se han dejado la carpeta
en casa?”. ¡Fueron varios los que enseguida respondieron que 6! ¿Cómo lo
sabéis? les pregunté, sorprendida. “Porque en clase somos 20, y para llegar del
14 al 20 faltan 6” me respondieron, señalando la recta numérica de la pizarra.
No me digáis que no es increíble…
Cuando hacemos actividades de
dobles (puedes verlas pinchando
AQUÍ), estamos sentando las bases de la
multiplicación por 2. Los patrones de las formas numicon también ayudan a crear
la imagen mental de la “tabla del 2”. Y si les planteo problemas del tipo: “Si
cada niño del equipo tiene que coger 2 cartas, ¿cuántas cartas necesitamos?”,
muchos niños/as de la clase son capaces de responder que necesitamos 10, porque
en el equipo son 5. Y aunque no nombremos la palabra “multiplicación” en ningún
momento… es lo que han hecho para encontrar la solución al problema.
Al igual que pasa con las
multiplicaciones, cuando hacemos actividades de mitades (pincha
AQUÍ para
verlas) se están iniciando en la división entre 2. Y los niños muchas veces nos
sorprenden al manifestar hasta qué punto generalizan los aprendizajes. Es lo
que pasó el otro día, cuando en el desdoble de lógico-matemática estaban 9,
y les dije que íbamos a repartirnos para hacer 3 juegos. Dos de ellos me dijeron
sin dudar “3 en cada juego, seño”. ¿Cómo lo sabéis? les pregunté sorprendida.
“Porque 9 son 3 de 3”, me respondieron señalando una de las tarjetas del cartel
del Número Protagonista. ¡Me dejaron con la boca abierta!
Y esto es lo que me encantó del
método ABN desde que lo conocí: que los niños/as comprenden las matemáticas,
entienden lo que hacen, y lo generalizan a todo tipo de situaciones. Por eso
les gustan tanto los juegos matemáticos, porque los comprenden. Y por eso, poco
a poco están adquiriendo una competencia matemática que será muy buena base
para el cálculo mental de cursos superiores.
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