CUENTO "LULO Y LA RECETA DE LA FELICIDAD"
La primera de esta serie de sesiones estuvo dedicada a conocer un nuevo cuento, que sentaba las bases de las sesiones siguientes.
En este cuento conocimos a un amigo de los abuelos de Lulo, el "señor Sabio", al que Lulo pregunta qué hay que hacer para ser feliz. Entonces el señor Sabio le va describiendo cuáles son los 4 ingredientes de la receta de la felicidad:
- Ser AMABLE con los demás. La felicidad es como un espejo, y si eres amable con los demás, ellos lo serán contigo.
- Decir y hacer. Cuando hacemos algo mal y enfadamos o entristecemos a los demás, hay que decir lo siento, pero también hay que hacer algo para que esa persona deje de estar triste o enfadada.
- La palabra mágica: AÚN. Cuando algo no nos sale bien no decimos que no sabemos, ni lo abandonamos. Debemos decir que no sabemos AÚN, pero que nos vamos a esforzar por conseguirlo.
- El perdón. Para ser feliz hay que ser capaz de perdonar al que nos enfada o nos pone tristes.
El final del cuento nos enseña una frase que nos ayuda a recordar cómo ser feliz: Seré amable con todas las personas y animales y no pensaré, diré o haré nada que les ponga tristes.
LA FRASE DE LA FELICIDAD.
En esta sesión conocimos un vídeo creado por la televisión de la Universidad de Murcia con la colaboración de la asociación Aspanpal, en el que se nos enseña cómo signar la Frase de la Felicidad con lenguaje de signos (pincha sobre la imagen para ver el vídeo).
Os contaré una anécdota: la primera vez que pusimos este vídeo, todos estaban con la boca abierta mirando la PDI muy asombrados. Cuando el vídeo acabó, les pregunté qué pasaba, a lo que respondieron... ¿cómo se ha metido esa seño en el cole de Flama? ¡¡Queremos ir!! (bendita inocencia...).
A partir de esta sesión, siempre iniciamos las sesiones con este vídeo con esta frase a modo de mantra, y cada vez lo hacen mejor... puedes comprobarlo pinchando AQUÍ.
DECIR Y HACER.
En esta sesión les planteamos situaciones para que pensaran cómo poner en práctica el segundo ingrediente de la Receta de la Felicidad. Las historias eran las siguientes:
- Un niño le quita a otro un juguete y éste se enfada, y preguntamos a los niños/as que piensen qué tiene que decir y que hacer el primer niño para que el segundo deje de estar enfadado con él.
- Un papá le pide varias veces a su hija que recoja los juguetes de la habitación, pero ella no hace caso y sigue jugando... hasta que papá se enfada. ¿Qué tendría que decir la niña? ¿Y qué tiene que hacer?
- Dos niñas juegan juntas todos los días en el patio, y otra niña les pide jugar con ellas pero le dicen que no. La niña se pone muy triste, y se queda sola en una esquina del patio. ¿Qué deberían decir, y qué tienen que hacer, las otras dos niñas para que deje de estar triste?
- Unos niños están en fila para subir al autobús que les llevará de excursión, y un niño empuja a otro para entrar antes, haciéndole enfadar. ¿Qué tiene que decir y que hacer el niño que ha empujado para que el otro niño deje de estar enfadado?
Este tipo de sesiones deben ser un punto de partida para situaciones que se producen en el día a día del aula, cuando surge algún conflicto, y les recordamos que deben decir y hacer algo para solucionarlo.
CUANDO MIS AMIGOS ESTÁN TRISTES.
Esta sesión tenía como objetivo introducir el pensamiento compasivo entre iguales, y que comprendieran un poco mejor el primer ingrediente de la Receta de la Felicidad: SER AMABLES.
Para ello, les pedimos que cerraran los ojos y pensaran en una persona de su familia a la que quisieran mucho. Que trataran de recordar alguna situación en la que la hubieran visto triste, a lo mejor llorando. ¿Te pusiste triste tú también? Les pedimos que pensaran después en un amigo o amiga con quien jugaran mucho y les gustara mucho estar, y que también intentaran recordar algún momento en el que lo hubieran visto triste.
A continuación, ya con los ojos abiertos, hablamos de que cuando queremos algo que quiere un amigo se lo debemos pedir (no quitar), cuando un amigo quiera jugar con nosotros le dejaremos (no le diremos que hoy no puede), porque si no somos amables con ellos se sentirán igual de tristes que en las situaciones que hemos recordado antes. Y cuando veamos a un amigo triste, tenemos que pensar qué podemos hacer nosotros para que deje de estarlo.
En este tipo de sesiones es importante no juzgar si las respuestas son buenas o malas, pues están expresando sus pensamientos, y sus aportaciones siempre serán correctas. Sí que destacamos cuando una respuesta es similar a la que ha dado otro compañero, para hacerles ver que deben pensar sus propias respuestas.
LA PALABRA MÁGICA.
El objetivo de esta sesión era reforzar la idea de que la motivación y el esfuerzo son la clave del desarrollo personal, la "mentalidad de crecimiento" de la que tanto hemos hablado.
Empezamos la sesión recordando el cuento "Lulo y la receta de la felicidad", y nos centramos en el tercer ingrediente de esta receta: AÚN. Durante un minuto (que medimos con un reloj de arena en el centro de la asamblea) cada uno pensó en actividades, tareas de casa, de clase, de deporte... cualquier cosa que no se les diera bien pero que les gustaría hacer mejor. Y a continuación, por turnos elegidos al azar extrayendo sus fotos de una bolsa, fueron saliendo al centro de la asamblea y contándonos aquello que habían pensado utilizando la palabra mágica, en voz alta y con determinación. A todos les preguntamos después qué van a hacer para conseguirlo, a lo que ellos respondían que iban a esforzarse para mejorar poco a poco.
De verdad os digo que fue genial verles uno a uno ponerse en la situación de salir delante de toda la clase y reconocer aquello que no son capaces de hacer todavía, y prometer que van a practicar y se van a esforzar para conseguirlo. Hubo confesiones de todo tipo: aún no sé nadar, aún no sé atarme los cordones, aún no sé montar en bici sin ruedines, aún no sé dar volteretas, aún no sé leer... y la que demostró una sinceridad absoluta: aún no sé limpiarme el culo, pero voy a practicar para poder hacerlo solo. En esta clase no hay secretos...
Como os decía antes, estas sesiones deben ser un punto de partida, y debemos recordarlas cada vez que surja una situación en la que se puedan aplicar estos ingredientes de la Receta de la Felicidad, para lograr conseguir ser cada día un poquito más felices.
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