En la primera de ellas, tuvieron que poner en práctica su creatividad. La lámina tenía una serie de puntos negros, y debían unirlos con líneas libremente. Las únicas condiciones eran que de cada punto saliera al menos una línea, y que sólo se hicieran líneas de un punto a otro.
En la siguiente sesión, les puse a cada uno dos puntos negros a la izquierda de su lámina, y a partir de cada uno de ellos debían trazar una línea curva, simulando olas del mar. Los puntos los puse a la izquierda, para que tuvieran que trazar las líneas en el sentido de la escritura. Este trabajo tiene varias dificultades: tienen únicamente la referencia de dónde empezar la línea, pero no de dónde terminarla, por lo que deben intentar seguir la horizontal para no ocupar el espacio de la línea siguiente. Y por otro lado, la dificultad de trazar líneas onduladas, que no es nada fácil, como podéis ver en las fotos de los resultados. Pero como ya dije en las entradas anteriores, lo importante de estos trabajos no es el resultado, sino el proceso que cada uno sigue para realizarlo.
Un aspecto importante de estos trabajos es que no hay una manera correcta de hacerlos, lo que favorece la confianza de los niñ@s, y hace que cada uno ponga en marcha su creatividad y su iniciativa para realizar su trabajo, sin opción de "copiarse" de lo que haga el compañero. Y es que resulta fundamental que a estas edades adquieran confianza en sus posibilidades para hacer las cosas, o al menos, para intentarlo.
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